jueves, 10 de noviembre de 2016

Phil Hogan tiene que cambiar de opinión! Slow Food y una coalición más amplia de organizaciones han enviado una carta al Comisario de la UE hoy

Tras las declaraciones recientes de Phil Hogan, el Comisario europeo de Agricultura, en las que ha anunciado su plan de destinar 15 millones de euros anuales a la promoción del consumo de carne en Europa, más otros 4 millones a partir del año que viene para abrir mercados nuevos para la ternera europea en el extranjeroSlow Food ha decidido liderar una coalición más amplia de organizaciones de la sociedad civil que hoy ha enviado al Comisario de la UE una carta explicando por qué y cómo se deben cambiar sus planes.

La carta ha sido firmada por Slow Food, Compassion in World FarmingEating BetterEurogroup for AnimalsEuropean Environmental Bureau, European Public Health Alliance (EPHA)FernFriends of the Earth EuropeFriends of the Earth (England, Wales Northern Ireland),Greenpeace European UnitHumane Society International/Europe, y Safe Food Advocacy Europe (SAFE). Todos ellos esperan que el Comisario europeo de Agricultura tenga en cuenta estas críticas y evalúe de nuevo sus planes para el futuro.

 

El consumo de carne y la producción que este conlleva son temas urgentes, sobre todo ahora que la COP 22 está en marcha. La producción industrial de ganadería es una de las causas principales de las emisiones de gases de efecto invernadero (supone un 14,5 % del total), ocupa un 70 % de las tierras agrícolas y trae consigo deforestación, pérdida de biodiversidad, empobrecimiento del suelo y el agotamiento de los recursos de agua. El objetivo de la Unión Europea de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero está en juego ahora que el Acuerdo de París sobre el clima ha entrado en vigor (el 4 de noviembre de 2016), por lo que introducir medidas para aumentar más el consumo de carne dañará la credibilidad de la UE y su compromiso de afrontar el cambio climático.

 

Además de afectar a la prevención del cambio climático, aumentar la producción de carne afectará a los pequeños productores. A menudo ellos representan fuentes de ingreso en áreas marginales que, sin estos productores, correrían el riesgo de quedar despobladas y abandonadas generándose así riesgos hidrogeológicos y procesos de urbanización desenfrenados. Además, aumentar el consumo de carne afectará gravemente los sistemas sanitarios europeos, ya que los niveles altos de consumo de carne procesada y de carne roja están asociados a varias enfermedades, incluida la obesidad, las enfermedades cardíacas, la diabetes tipo 2 y varios tipos de cáncer, y conllevan un riesgo elevado de mortalidad de todos los tipos. Actualmente en Europa cada individuo consume una media de 80 kilos de carne anuales, una cantidad excesivamente elevada.

 

El fundador y presidente de Slow Food Carlo Petrini declara: «Slow Food sugiere que se promueva el consumo de carne de mejor calidad, una carne que se haya producido siguiendo la filosofía que apoya los procesos buenos, limpios y justos: recompensando a las granjas que trabajen de forma sostenible, que presten atención al bienestar animal y que utilicen razas locales. Esta producción de carne de mejor calidad también es más sana y menos dañina para el medio ambiente. Muy a menudo la producción agrícola no garantiza retribuciones adecuadas para los productores. Se crean situaciones paradójicas en las que las materias primas se venden a precios más bajos que su coste de producción, empobreciendo así a los productores y, a menudo, expulsándolos del mercado».

 

La carta urge a que la Comisión tome medidas concretas para apoyar una reorientación fundamental del sector cárnico en Europa hacia producciones más pequeñas, de más calidad, que respeten el bienestar animal, que sean más sostenibles con el medio ambiente, que reduzcan sus emisiones y que ayuden a reconectar los sectores de la ganadería y de la agricultura.

 

Slow Food trabaja para ello a través de la campaña Slow Meat.

 


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